Una de las tradiciones con más solera de mi Colegio Mayor era (y creo que sigue siendo) la castañada. A finales de octubre o principios de noviembre, por una noche todas las colegialas nos reuníamos alrededor de una televisión que se ubicaba junto a la chimenea donde Don Jesús, nuestro adorado conserje, asaba castañas para todas.
Las películas se elegían por un democrático sistema consistente en ir añadiendo palitos a varias propuestas que se apuntaban en un folio colgado en la cafetería. Las que tenían más palitos, ganaban. Simple. En realidad, como podrán ustedes imaginar, la película era lo de menos.
La castaña es la rarita de los frutos secos, con un perfil nutricional más parecido al de los cereales debido a su elevado porcentaje en hidratos de carbono complejos. Por este motivo, en la Edad Media las poblaciones que vivían en lugares con muchos castaños y poco acceso a los cereales, las utilizaban como principal fuente de hidratos de carbono. Según algunos historiadores, todo cambió cuando llegó la patata, que vino de América y lo revolucionó todo.
1. Es uno de los frutos secos con menor contenido calórico.
Esto se debe a que prácticamente el 50% de su composición es agua mientras que en la nuez, por ejemplo, es de un 18,5%. Por otro lado, las castañas contienen 2,6 gramos de grasa por 100 g frente a los 59 gramos de la nuez. ¿A que os acabo de alegrar el día? No vayamos tan rápido.
2. A diferencias de otros frutos secos, su contenido en ácidos grasos omega-3 es muy bajo.
Pues señoras y señores, no todo es jauja y el bajo contenido en grasa tiene un peaje: el contenido de omega-3, tan apreciado en los frutos secos, es insignificante en el caso de las castañas.
3. No es especialmente rico en ninguna vitamina ni mineral.
Aunque hay quien alaba su contenido en calcio, a la hora de la verdad, teniendo en cuenta que tampoco se comen cantidades ingentes de castañas, no llega a ser muy significativo.
También se destaca su contenido en fósforo pero no es precisamente un mineral del que existan deficiencias generalizadas (por el mismo motivo tampoco tenía demasiado sentido cuando hace poco se publicitaba el contenido en fósforo de cierto producto charcutero).
4. Hay castañas de marca.
Aunque las castañas chinas se están extendiendo como la pólvora debido a su precio, cuando vayamos a la compra conviene saber que en España tenemos dos castañas de marca (más apreciadas por los cocineros por sus características gastronómicas): la Indicación Geográfica Protegida «Castaña de Galicia» y la Marca de Garantía «Castaña de El Bierzo»
5. Pelarlas en crudo es todo un drama para los cocineros.
Se recomienda hacerles un corte en la cáscara e introducirlas en agua hirviendo o incluso hervirlas directamente en el microondas como se explica Su de webos fritos en este tutorial.
6. Las castañas se pueden congelar.
Los amantes de las castañas están de enhorabuena ¡castañas en agosto! Podemos seguir los pasos del punto número 6 y congelarlas sin cáscara o congelarlas incluso con la cáscara. En este caso conviene hacerles un corte en la cáscara para poderlas asar directamente sin esperar a descongelarlas (si no lo hacemos, puede que revienten).
7. Las castañas pilongas son castañas secas.
En Galicia tradicionalmente se secaban al humo en los llamados sequeiros perdiendo hasta el 20% de agua y era una forma de conservarlas para todo el año. El caso es poder seguir comiendo castañas en agosto.
8. Las castañas crudas contienen taninos que pueden ser irritantes a nivel intestinal.
Para evitarlo se recomienda dejar pasar alrededor de una semana después de su recolección.
9. Los puestos de castañas están regulados.
No es tan sencillo como que llegue un señor y plante una estufa en la esquina de la calle Alcalá con Goya. En Madrid se regulan concretamente por esta ordenanza en la que se explica que los únicos puestos de comida ambulante autorizados de forma permanente son las churrerías, las heladerías, los puestos de castañas asadas y los de melones y sandías. Mis queridos food-trucks quedan fuera de la ordenanza.
10. Recetas de castañas.
No sé si serán las mejores, pero aquí os presento las que ganaron el concurso «Cociña con castaña de Galicia». Teniendo en cuenta que son auténticos expertos en la materia, quizá convenga echarles un vistazo.
**¡OJO! Es importante no confundir las castañas de las que hablamos en este post, es decir, las castañas que se comen, con las que abundan en nuestros parques y campos estos días. Un ejemplo de falsa castaña es la que observamos esta imagen, fotografiada este fin de semana en Cabanillas (Segovia) por mi amigo Antonio (prácticamente a punta de pistola sin entender muy bien por qué).
Esta castaña es fruto del castaño de indias (Aesculus hippocastanum) y no debe comerse ya que en su interior contiene un tóxico llamado esculina. De él se extraen compuestos activos que se emplean como remedios para las hemorroides y piernas cansadas.
Os dejo para terminar os dejo con un vídeo donde os explico todas estas cositas sobre las castañas:
Para los muy castañeros que quieran saber más…
http://webosfritos.es/2009/11/como-pelar-castanas-y-no-terminar-hasta-las-narices/