¿Quién no se ha preguntado alguna vez si el microondas producen cáncer? O mejor dicho ¿a quién no le ha dicho una abuela o una tía recelosa que esos aparatos los carga el diablo y que lo más seguro es calentar la leche es en el cazo de toda la vida?
En realidad, estas tribulaciones ahora mismo deberían resonar nostálgicas en nuestra cabeza al ritmo de When you where young de The Killers. Resulta que llevamos toda la vida rasgándonos las vestiduras y sintiéndonos culpables por calentar la leche en el microondas pero todos llevamos el móvil en el bolsillo, y lo que es peor, en la oreja, durante gran parte del día. Es curioso cómo esas mismas abuelas defensoras del cazo, han aprendido a usar whatsapp sin plantearse nada. Unos mocos son sonados y otros son sorbidos.
¿LOS TELÉFONOS MÓVILES Y LOS MICROONDAS PRODUCEN CÁNCER?
Hace pocos meses, en octubre de 2014, la OMS publicó una nota sobre la cueestión en la que explican los resultados del INTERPHONE, el mayor estudio hasta hoy que se ha realizado en adultos para ver si existe alguna asociación entre el uso de teléfonos móviles y cáncer en cabeza y cuello. El estudio ha revelado que a lo largo de diez años no se ha producido un aumento de los casos de meningioma y glioma.
A pesar de todo, la Agencia Internacional de Investigaciones de Cáncer no se moja demasiado. En el estudio se observaron indicios de un aumento del riesgo de glioma en el grupo que se hallaba en el 10% más alto de horas de uso del teléfono, es decir, podría ser que los que más lo usan tienen más probabilidades. Aunque debido a errores y sesgos no se puede afirmar que exista una verdadera relación causal, para no pillarse los dedos estos señores han decidido incluir los campos electromagnéticos de radiofrecuencia en el grupo 2B (posiblemente carcinógenos para los seres humanos pero con estudios limitados y no concluyentes). Lo que viene a ser un por si las moscas en toda regla, que ha sido ampliamente criticado por parte de la comunidad científica.
En realidad, da la impresión que a los señores de la OMS les gusta un poco ir de socráticos y jugar a que sólo saben que no saben nada. Es comprensible que no puedan hacer afirmaciones tajantes, y que sea necesario seguir investigando (las represalias posteriores en caso de metedura de pata serían terribles) pero lo cierto es que hoy por hoy, 20 años después de investigar a los campos electromagnéticos de radiofrecuencia, de destripar los móviles, los microondas y analizar los cuerpos de sus usuarios, no hay ninguna evidencia sólida que relacione su uso con el cáncer. No hay justificación para el miedo.
Actualmente hay un estudio en marcha llamado COSMOS que analizará la relación teléfono-cáncer durante más de 20 años y otro llamado MOBIKIDS en niños. Es decir, habrá que esperar unos cuantos años para poder tener más datos (y esperar que estos datos sean concluyentes y no estén sometidos a errores y sesgos como los anteriores).
» En este artículo aprenderás:
¿QUÉ DICE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA CONTRA EL CÁNCER?
En España la AECC es muy clara en sus afirmaciones. Podéis consultar este informe que contiene en sus páginas 17, 18 y 19 una serie de preguntas y respuestas lejos de toda ambigüedad. El resumen es que, hasta que no se demuestre lo contrario, se pueden utilizar estos aparatos con tranquilidad (incluso vivir cerca de una antena repetidora sin tener pesadillas).
PERO, ¿LAS RADIACIONES NO SON PELIGROSAS?
Uno escucha radiación y piensa en Homer Simpson enfundado en un traje de ébola. Por lo menos. Sin embargo es importante distinguir entre radiaciones ionizantes y no ionizantes.
Las radiaciones ionizantes como las de los rayos gamma o los rayos X (y de ahí las protecciones a la hora de hacer radiografías) son las que pueden causar destrozo dañando el ADN de las células. Hay daño que puede ser inmediato como las quemaduras y otro que puede ser a largo plazo como el cáncer.
Las radiacions no ionizantes como las de los teléfonos móviles, los ordenadores o los microondas son de baja frecuencia y no producen daño en el ADN como las anteriores. En el caso del microondas, las ondas quedan dentro del horno (todos tienen sistema de bloqueo): ni salen del exterior, ni mucho menos se quedan pululando en la comida. La comida que sale del microondas simplemente sale caliente (es probable que desigualmente caliente) pero no radiactiva. Tampoco hay ninguna evidencia de que el microondas destruya los nutrientes de los alimentos (o, mejor dicho, que los destruya en mayor medida que otro tipo de cocción). De hecho, el microondas es una excelente manera de cocinar las verduras al vapor, convenientemente tapadas para conservar sus propiedades. Como se explica en este artículo de Harvard, el hecho de que los tiempos de cocinado de las verduras al microondas sean cortos y que no haga falta sumergirlos en agua, hace que se conserven mejor las vitaminas y los minerales que con otro tipo de cocción. Sí, léeme con atención querida Tigre porque he dicho mejor, no igual. No sabes lo monas que estarían tus niñas comiendo arbolitos de brócoli al microondas con todas sus propiedades. Cuanto más tiempo dura el calentamiento es más probable que se pierdan los nutrientes y con el agua de cocción muchos se esfuman para no volver. En realidad, no hace falta que lo digan los chicos de Harvad, en las clases de Tecnología Culinaria de la Complutense también lo cuentan (pero igual citando a los americanos resulta más creíble, cada uno es sensacionalista a su manera).
El consejo de la Boticaria
Se trata de aparatos relativamente nuevos (ojo, el microondas se comercializó en 1947) cuyos posibles efectos sobre la salud hay que seguir estudiando. Sin embargo, del mismo modo que se ha observado una causa biológica entre el tabaco y el cáncer, está por aparecer (y se ha buscado con insistencia) la relación entre la radiación electromagnética de estos cacharos y el cáncer. Por tanto, la prudencia es la madre de la ciencia pero tampoco hay que ser más papistas que el papa. Eso sí, háganme ustedes el favor de comprar un microondas de calidad, para que no nos enseñe la patita de la radiación por debajo de la puerta.
Más allá de si los teléfonos móviles y los microondas pueden producir cáncer, yo me preocuparía por dos cosas de las que sí hay evidencia que produce su mal uso y que sin embargo no son tan sensacionalistas: los accidentes de tráfico por distracciones con los teléfonos móviles y la obesidad por todos los alimentos precocinados (pizzas, lasagnas…) que metemos indolentemente en el microondas. Al final, el secreto no está en el cazo de la abuela, sino en la masa.
Y la gente que mete la ropa en el microondas para que se seque, y luego incendia la casa. Y una señora que dicen que trató de secar así a su nieto (no sé cómo sería de grande su microondas). Yo me fío de todos los trastos nuevos espero no equivocarme!
Lo de secar la ropa tiene un pase pero ¿¿¿¿lo de la abuela???? No pasan más cosas por la divina providencia 🙂
La gente que no usa microondas por las radiaciones vive en paises con centrales nucleares, en ciudades con alta contaminación y se ha pasado la vida en lugares donde sí se podía fumar.
Por no hablar que comen comida que ha podido ser modificada geneticamente o de criaderos o invernaderos muy poco fiables.
Eso sí, yo al microondas le veo poca utilidad, no me gusta para cocinar.
conozco a cierta familia que no tiene microondas y remueve la comida de la niña solo con cucharas de madera, pero luego miran el móvil cuando conducen, así que nada más que añadir al consejo
aunque me encanten los premios Darwin, hay acciones que ponen en peligro a los demás y ya hace menos gracia.
Acudí a la consulta de una ginecóloga cuando empezamos a intentar embarazarnos. Ni corta ni perezosa me dijo que hoy en día cuesta más pero que con tantas antenas y tantas ondas es normal. Claro, que ahora busquemos el primer hijo con 35 no tiene nada que ver, los culpables son los móviles jeje…
Nunca más he vuelto a poner un pie en su consulta, si quiero hipótesis sin probar mejor me voy a ver a un homeópata.