Hay frases que se te quedan grabadas a fuego y ésta fue una lapidaria de una profesora que tuve cuando estudiaba óptica: ¡Ójala yo tenga presbicia o vista cansada! Lo dijo así, y se quedó tan ancha para el asombro de todos.
No decía ninguna barbaridad. La presbicia está ligada inevitablemente a la edad, como las arrugas o el peno canoso ¿acaso alguien conoce algún señor de setenta años, además de Julio Iglesias, con la piel tersa y el pelo moreno? Pues bien, Julio Iglesias también es présbita.
Causas de la presbicia o vista cansada
Ya sé que la que estoy cansina soy yo con la etimología, pero en este caso es casi imprescindible. La presbicia o presbiopía tiene su origen en el el griego presby (viejo) y opto (vista): vista de viejo. Ahí lo llevamos. Sin anestesia.
En el ojo se encuentra el cristalino que es la lente que permite enfocar. Para ver los objetos de cerca el cristalino se abomba y para ver los objetos de cerca se pone más planito. Cuando las personas se hacen mayores el cristalino se va endureciendo y va perdiendo esa capacidad para curvarse. Los músculos ciliares que son los que acompañan al cristalino también pierden flexibilidad. En consecuencia, el cristalino no puede curvarse tanto como lo hacía en sus años mozos y pierde la capacidad de enfocar de cerca a la distancia habitual.
Síntomas de la presbicia
El síntoma de la presbicia es claro: la persona experimenta el deseo de tener un gacheto brazo que le permita alejar el periódico más lejos de su cuerpo, porque a la distancia de lectura habitual (30-40 cm) es incapaz de ver dos letras juntas con claridad.
Las personas con presbicia presentan visión borrosa de cerca y/o dificultad al cambiar el enfoque de cerca a lejos (o al revés). También ven palabras o letras amontonadas e incluso dobles.
¿A qué edad aparece la presbicia?
Que a todos nos vaya a tocar achinar los ojos y «alargar el brazo» a partir de los 40, 45 (o 50 los más afortunados), no significa que nos llegue a la misma hora. En los hipermétropes aparece algo antes y en los miopes más tarde.
Edad | Adición |
45 años | De +1,00 a +1,25 D |
50 años | De +1,50 a +1,75 D |
55 años | De +2,00 a +2,25 D |
60 años | De +2,50 a +3,00 D |
Fuente: Artigas M. (1987)
Tratamiento de la presbicia
La presbicia no se cura, pero si algo tiene bueno es que se corrige de forma sencilla mediante gafas con lentes convexas (similares a las que se utilizan para un hipermétrope). Salvo casos puntuales, suele ponerse la misma graduación en ambos ojos.
Existen distintos tipos, desde gafas sencillas a progresivas pasando por las bifocales. Depende de cada uno (y de su bolsillo) encontrar la solución que mejor se adapte a sus características. También se puede consultar con el oftalmólogo sobre diversa intervenciones quirúrgicas que existen actualmente para tratar la presbicia.
Ahora en verano muchas personas echan en falta gafas de sol para presbicia y se producen escenas tragicocómicas en nuestras playas, ya saben, esos señores que acumulan una gafa sobre otra haciendo equilibrio para poder leer el periódico.
Recuerdo también una auxiliar en la farmacia que se resistía a ponerse gafas de cerca pero junto a su cúter tenía una lupa: cada vez que tenía que mirar un código nacional sacaba su lupa y de esta elegante y vintage forma salvaba la situación. Para gustos, colores.
El consejo de la Boticaria
Aunque el himno universitario decía aquello de Gaudeamus igitur iuvenes dum sumus (alegrémonos mientras somos jóvenes) yo prefiero quedarme con las palabras de mi profesora de óptica: ¡alegrémonos si nos llega la presbicia! porque eso significará que hemos vivido al menos unos cuantos años.
Y para desdramatizar la vista cansada, termino con este surrealista vídeo llamado The presbyopia song dolorosamente inspirado en la canción Mamma mía de Abba. Sé que a muchos les horripilará, pero a mí, me van a disculpar, me ha hecho muchísima gracia. Pero mucha. Y se me ocurren numerosas ideas al respecto, que es peor. Lo sé, doctor, lo mío es grave.