¿Por qué los mosquitos pican más a unas personas que a otras?
Es un hecho que los mosquitos prefieren picar a unas personas antes que a otras. Todos hemos tenido alguna vez en la vida un compañero de habitación en verano. Bien sea un hermano, un primo, un marido, una tía abuela… o incluso puede que hayamos convivido con un ejército adolescente bajo la misma tienda de campaña del campamento. Y somos muchos los que hemos tenido la impresión de que a nosotros siempre nos picaban los mosquitos mientras que las otras personas dormían plácidamente con la piel intacta. O al revés.
Teorías populares sobre las preferencias de los mosquitos
Como los españoles somos muy de elaborar teorías, sobre todo si estamos en verano y no tenemos mucho más que hacer, nos hemos inventado unas cuantas al respecto. Seguro que alguna vez uno de ustedes ha pronunciado (o le han espetado) alguna de estas frases:
- A mí me pican más los mosquitos que a ti porque tengo la sangre muy dulce.
- A mí me pican más los mosquitos que a ti porque tú eres un guarro que no te lavas y de ti huyen.
- A mi bebé le pican los mosquitos porque tiene la piel muy tierna.
Pues bien, lamento decepcionarles pero ninguna de estas teorías es correcta. Vamos a ir desmontándolas una a una…
1. Los mosquitos no pican porque la sangre sea dulce
En primer lugar el mosquito no tiene un radar para determinar el grado de dulzura a través de la piel. Al menos debería dar un picotazo para catarla. Pero es que además, la sangre no es dulce, sino salada ya que contiene en su composición cloruro sódico. Si hay variaciones en los electrolitos, el organismo se regula mediante la homeostasis para mantener los niveles de cloruro sódico más o menos constantes en la sangre.
Es cierto que una persona diabética con hiperglucemia tendría los niveles de glucosa en sangre más elevados y su sangre podría ser más dulce. Pero también es cierto que los síntomas y consecuencias de la diabetes están bien estudiados y caracterizados. No hay ningún indicio de que exista relación entre los diabetes y la picadura de mosquitos.
2. A los mosquitos les gusta el sudor
Las mosquitas (porque son ellas las que pican para poder poner los huevos) tienen unas células sensoriales en sus antenas capaces de detectar ciertos compuestos volátiles que genera el ser humano. Algunos de estos compuestos volátiles les gustan especialmente y les atraen para acercarse al ser humano que los emite (1).
El hecho de que una persona genere estos compuestos o no, depende de la genética (2). Si una persona con predisposición a generar estos compuestos (y por tanto, a que le piquen) se ducha antes de irse a la cama para eliminar el olor, estaría precisamente más protegido frente a las picaduras ya que está eliminando la sustancia que atrae los bichos.
Como curiosidad, un estudio mostró que a los mosquitos ‘Anopheles gambiae’ les gustaba el olor del queso de la variedad ‘Limburger cheese’. Esto podría deberse a que la bacteria implicada en la producción del queso era parecida a otra que vive en los pies humanos. De hecho, sólo las especies de mosquitos que se alimentan de humanos se sienten atraídas por este queso (6).
Conclusión: No vale decir que los mosquitos huyan de alguien porque sea un guarro que no se lava, a los mosquitos les mola el olor corporal y lavarnos es una forma de protegernos.
3. Los niveles elevados de CO2 pueden atraer a los mosquitos.
Los niveles de CO2 pueden funcionan como reclamo para atraer a los mosquitos (3, 4)
¿Y quién produce niveles elevados de CO2? Pues las personas de mayor tamaño y no precisamente los bebés o los niños pequeños. Aunque tengamos esta idea en la cabeza y a ellos también les piquen, realmente los niños no son el «blanco ideal» para llamar la atención de un mosquito. Por otro lado, concretamente las mujeres embarazadas emiten una cantidad de CO2 superior.
Bonus: A los mosquitos les gustan los cerveceros.
O mejor dicho, los olores corporales que se generan cuando una persona consume cerveza. Hay estudios (5) que muestran cómo el consumo de cerveza puede atraer a mosquitos como Anopheles gambiae, el vector de la malaria en África.
Otros aspectos que atraen a los mosquitos pueden ser la temperatura corporal (cuanto más calorcito mejor) y la humedad.
Conclusión de la boticaria
Son numerosos los factores que intervienen en la decisión que toma un mosquito a la hora de elegir a su víctima y desde luego, mucho más complicados que el famoso mito tener «la sangre dulce».
Los estudios más recientes muestran que el componente genético que predispone a unos sujetos frente a otros es determinante. Por tanto, profundizar en su estudio podría realmente muy interesante. En nuestro país, afortunadamente, una picadura de mosquito no suele ir más allá de una molestia local (o en el peor de los casos de una celulitis infecciosa o una reacción alérgica como explicamos aquí). Sin embargo, en otros países los mosquitos son transmisores de enfermedades como dengue, malaria, fiebre amarilla, virus Zika, etc. De hecho, el mosquito tigre, que habita entre nosotros, en otros países es transmisor de algunas de estas enfermedades.
Esperemos que, gracias a nuevos estudios sobre «las preferencias» de los mosquitos puedan diseñarse mejores repelentes de insectos, que sin duda es una asignatura pendiente. ¿Habrá vida más allá del DEET, citriodiol y compañía en el futuro?
Podcast RNE:
Ayer hablamos en los «Efectos Perversos» de «No es un día cualquiera» sobre todas estas cuestiones. Podéis escucharlo aquí.
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Para terminar les recomiendo que escuchen un temazo veraniego del ayer de Peret: «No me molestes mosquito»
Gracias a José Ramón Pardo (que lo sabe todo, todo y todo) hemos podido saber hoy que el tema original de The Doors es este… y que tampoco tiene desperdicio:
Fuentes bibliográficas:
Imágenes:
Wikimedia Commons y Flickr.
