Un pez llamado panga
“Un pez llamado Wanda” fue una comedia que triunfó a finales de los años 80, protagonizada por algunos de los Monty Phyton. La historia giraba en torno al robo a una joyería. Pocas risas y poco lujo, sin embargo, surgen hoy cuando aparece en escena este pez “low cost” llamado panga. ¿Cuánto hay de mito y cuánto hay de verdad en el miedo a la panga?
Una polémica que viene de lejos…
Pese a que la polémica se ha recrudecido con el anuncio de Carrefour de retirar la panga de los supermercados, la tirria a este pescado no nos viene de ayer. En este caso Carrefour alega los problemas medioambientales que genera la panga, aunque, por no meterme en más camisas de once varas que las estrictamente necesarias, hoy me centraré en los aspectos de seguridad alimentaria y nutricionales
Las críticas por estos aspectos aparecieron desde el mismo momento en que la panga se hizo fuerte en los menús escolares bajo la atónita lectura de los padres, que leían la tablilla de la semana pensando:
- ¿Pero esto qué es lo que es?
Nadie sabía lo que era la panga. Aunque de primeras ya sonaba chungo. Cuando, tras rascar un poquito, los padres se enteraron de que la panga venía cruzando medio mundo, desde el mismo Vietnam y que las razones de su inclusión tenían grabado el inconfundible símbolo del euro, las protestas no se hicieron esperar.
¿Comer panga es seguro?
La primera duda es sobre seguridad alimentaria. La panga se cría en el río Mekong, lleno de contaminantes, (mercurio y herbicidas) y es razonable pensar que esta porquería puede acabar en los peces, y de los peces a nuestro estómago. El Ministerio de Sanidad, en la página de preguntas y respuestas de la AESAN (muy útil, por cierto), advierte de que no hay que temer porque todo el pescado importado es sometido a control.
Nos dice que es habitual encontrar niveles de mercurio en la panga pero que no superan el límite legal marcado por la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria). No hay que olvidar que el pescado azul también puede conterner mercurio y que por este motivo se aconseja que los menores de 3 años no consuman este tipo de pescado.
La AESAN admite también la presencia de un herbicida (trifuralina) no autorizado en la UE, pero en una cantidad que no es tóxica.
¿Comer panga realmete «alimenta»?
La segunda duda es sobre sus bondades nutricionales. Comparándola con la merluza, la panga tiene algo menos de proteína (13,4 g frente a 15,9 g por cada 100 g) y menos de la mitad de ácidos grasos omega 3. Nutricionalmente no es ningún chollo si la comparamos con otros pescados comunes de consumo habitual.
¿Panga sí, panga no?
En resumen, aunque es evidente que estos peces no se crían en las mejores condiciones, los análisis muestran que el nivel de basura que le llega al consumidor es tolerable. La pregunta es: si nutricionalmente la panga no es mejor que los pescados de nuestras costas, ¿tiene sentido abandonar el consumo local por unos durillos? Insisto, como ya hemos comentado en alguna ocasión, en la importancia de que los padres y la dirección del centro exijan materias primas de la mejor calidad posible a las empresas de restauración.
Como decía mi abuela Adela: Quien bien tiene y mal escoge del mal que le venga no se enoje.
Imagen: Wikimedia Commons