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Carta abierta al enema de café de Gwyneth Paltrow

enema gwyneth paltrow

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Querido Implant O’Rama At Home Enema Kit,

Tú no tienes la culpa de nada. Tampoco del jodido nombre que te han puesto. Permíteme que a partir de ahora te llame IORAHEK, que aunque tampoco es sencillo de pronunciar para los que no somos de Bilbao, al menos es más corto. Porque ya sabes, IORAHEK, que en estos tiempos que corren los caracteres son oro. Bueno, igual tú no lo sabes porque eres un enema de café, y vives en el mundo rectal y no en el real, y en el mundo rectal no hay Twitter. Pero tranquilo, no estamos lejos, normalmente en el mundo real también todo nos parece una mierda.

Te prometo, querido IORAHEK, que en España lo hemos intentado. Hemos puesto todo de nuestra parte para mantener el cariño a tu jefa Gwyneth, aunque solo sea porque con 15 años hizo un intercambio de verano en Talavera de la Reina. Aunque solo sea porque siendo celebrity ha tenido cuatro palabras bonitas para nuestro país, en lugar de decir que huele a ajo. Nosotros con poquita cosa nos conformamos.

Pero incluso nuestra devoción con tintes patrióticos por Gwyneth tiene un límite, querido IORAHEK. Tu jefa es esa mujer insaciable que, según Google tiene todas estas profesiones…

Enema café Gwyneth Patrow

…y que además de ganarse bien la vida con cada una de ellas, ha decidido que puede ganar aún más pasta metiéndote a ti, un enema de café, por el orto de la gente. Por sólo 135$.

Desconozco si a ti te apetecerá el plan. Sobre gustos no hay nada escrito, querido IORHAEK, y yo no soy quien para juzgarte. Lo que sí te puedo asegurar es que, en términos de salud, para nosotros utilizarte no es una buena idea. No está hecho el café para la boca del ano y hay estudios serios, de los que se publican en revistas serias y no en el Cuore, donde se explica que usando estos enemas hay gente que ha terminado con una proctocolitis, perforación rectal, y por supuesto quemaduras.

Lo sé, mi querido IORHAEK. A ti te han empoderado (chupito) como enema rectal. Te han hecho creer que eres el Batman del intestino y que tienes poderes detox para ir limpiando sus calles de toda la escoria que le sobra. Pero siento decirte que el detox no existe, los detox ¡SORPRESA! son Gwyneth Paltrow. Y al igual que no necesitamos smoothies para depurarnos porque ya nos depuran gratis el hígado y el riñón, tampoco necesitamos meternos café por el culo para  arrastrar la mierdecilla que haya podido quedar en sus recovecos. Nuestro intestino también sabe tirar de la cadena por sí mismo y la mierdecilla acaba saliendo sola en algún momento. Y si no sale: Houston, tenemos un problema. Un problema que no se soluciona con un cafelito, sino yendo al médico. Me sorprende también que en un mundo en el que las bacterias intestinales van camino de gobernar el mundo ellas solas, se nos aleccione a cargárnoslas. Aunque claro, siempre podrán vendernos probióticos después.

Y es que todo es cuestión de estrategia, IORHAEK. Nos machacan con cuentos de terror contándonos que estamos llenos de toxinas por todas partes. Y cuando ya nos tienen temblando y contra las cuerdas, pensando que el veneno corre por nuestras venas, ¡ZAS! nos tranquilizan ofreciéndonos la solución: comprar unos batidos verdes o unos enemitas de café. Incluso a ti mismo te han fabricado de vidrio porque, según explican, los plásticos de los enemas de farmacia están llenos de tóxicos. No es verdad. Los envases de los enemas de farmacia son de polietileno, un plástico seguro con el que, por cierto, también se hacen los envases de suero de los hospitales. Supongo que como un día a tus jefes tengan que meterles algo por vena en vez de por el culo, se van a volver locos.

Sé que no nos conocemos mucho, pero debo serte sincera aunque esto te vaya a doler: tú, IORHAEK, no eres «the only one» para tu jefa. En su web, además de a ti mismo, vende toda suerte de cacharros detox: desde pedruscos de carbón activo por 17$ hasta saunas por 4000$ pasando por sesiones de ayurveda o de hidroterapia metafísica del colon. ¡Metafísica! Yo la metafísica no sé, pero la hidroterapia de colon al uso no tiene sentido salvo por prescripción médica. No hay ninguna evidencia de que irrigando nuestro colon vayamos a ser más guapos, reduzcamos la celulitis, mejore nuestro suelo pélvico y se nos vaya a pasar la depresión. Porque aunque no te lo creas, IORHAEK, todas estas bondades, y muchas burradas más, prometen desde la Asociación Española de Hidroterapia de Colon. Claro, que solo hay que darse una vuelta por el «expertise» de los miembros de su junta directiva para oler el tufillo colónico: oligocatarsis, tecarterapia o masaje Pindaswedas. Si no sabes lo que es cada cosa, puedes buscarlo tú mismo en Google. Disculpa porque no sé si los enemas de café sabéis buscar en Google, pero yo de tantas gilipolleces juntas no puedo escribir en un mismo post. Explotaría el servidor, seguro.

Tampoco te gustará saber que, aunque tu jefa va de moderna y te han bautizado con un sofisticado nombre: Implant O’Rama At Home Enema Kit, en Español se puede traducir como «lavativas». Y que, lejos de ser modernas, las lavativas son algo terriblemente viejuno que dejó de utilizarse por falta de evidencia. Lavativas como las que aplicaba el Dr. Purgón en El Enfermo Imaginario y de las que Molière ya ironizaba hace 400 años definiéndolas como: una ayuda estimulante, preparatoria y emoliente, para ablandar, humedecer y refrescar las entrañas del señor. Las lavativas de de Molière valían 6 reales, que al cambio seguro que saldrían más baratas que las de tu jefa a 135$. Hace 400 años ya éramos gilipollas, pero no tanto.

Con este afán por rescatar técnicas invasivas y agresivas en aras de la modernidad, diría que ya sólo me falta por ver que han vuelto las sangrías. Pero la realidad supera a la ficción porque hace un par de veranos también rebautizamos las sangrías con ventosas bajo el nombre de «cupping«. Supuestamente era lo mejor para los nadadores olímpicos. Vamos, que en lugar de regocijarnos en nuestra suerte por haber nacido en esta era, rescatamos estas técnicas tortuosas, inútiles e incluso peligrosas y las compramos caras.

Creo que no hay esperanza para nuestra especie.

IORAHEK, qué jodido nombre tienes. Como soy mujer y puedo hacer dos cosas a la vez, llevo toda la carta pensando cómo acordarme de tu nombre para no olvidarme de ti ni de la estupidez a la que representas. Sin culpa ninguna, pobrecito mío, pero créeme que la representas. Y he encontrado el truco. Cada vez que  piense en ti tararearé aquello de IOAAA, IOAEEE y así recordaré tu nombre. IOAAA, IOAEEE. Ya saben, como en los coros de esa canción de los Mahattan Transfer que decía: «cuéntame qué te pasó». Pues eso, quien sea tan idiota para bailar un mambo contigo, IORAHEK, que nos lo cuente. Estaremos ansiosos por conocer qué le pasó.

Atentamente,

Marián García

 

 

 

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