El pasado viernes se aprobó el Real Decreto 165/2014, de 14 de marzo a través del cual se hacen algunas modificaciones en los preparados para lactantes y preparados de continuación dando vía libre a la leche infantil de cabra.
A partir de ahora podrán utilizarse en las fórmulas infantiles proteínas procedentes de la leche de cabra, siempre, claro está, que el producto final cumpla, como cualquier otra fórmula, los criterios de composición establecidos en la Directiva 2006/141/CE.
Hasta ahora las alternativas para las fuentes proteinicas eran:
– Proteínas de la leche de vaca.
– Aislados de proteínas de soja.
– Hidrolizados de proteínas, dentro de los que, aunque menos conocida, existe una alternativa con bastante mejor sabor: los hidrolizados de proteínas de arroz.
Sin dejar de lado que la leche materna es, indiscutiblemente, el alimento de elección para los lactantes, se trata de una buena noticia. Hay bebés que por diversos motivos precisan alimentarse a base de fórmulas especiales y para los que, en ocasiones, es complicado dar en la tecla. Una mayor oferta de fórmulas, como la leche infantil de cabra, podría aumentar las posibilidades de éxito en la aceptación de la alimentación para algunos de ellos.
Una de cal y una de arena
En cuanto a los alérgicos a las proteínas de leche de vaca (APLV), no conviene echar las campanas al vuelo. Si bien es cierto que la leche de cabra, al igual que sucede en la leche materna, contiene menos caseína del tipo alfa 1, que es la responsable de la mayoría de las alergias a la leche de vaca, puede existir reactividad cruzada. Las proteínas de la leche de cabra tienen una estructura y propiedades biológicas semejantes a las de vaca, y son capaces de inducir reacciones alérgicas en la mayoría de los individuos con alergia a la leche de vaca. Incluso, aun siendo infrecuente, puede existir alergia a las proteínas de la leche de cabra sin existir APLV.
Más allá de las fórmulas para lactantes en las que el contenido del resto de macro y micronutrientes puede diseñarse, mencionar que el consumo de leche de cabra en niños y adultos sí podría ser una alternativa interesante en intolerantes a la lactosa puesto que la leche de cabra contiene una menor proporción de lactosa que la de vaca. Aunque sólo se trata de un 1% menos de lactosa, se cree que al tener mayor digestibilidad, puede ser mejor tolerada por algunos individuos. También tiene un buen perfil lipídico con mayor cantidad de ácidos grasos esenciales que la leche de vaca y, al ser menor el tamaño de los glóbulos lipídicos, mejora su digestibilidad.
Otras ventajas de la leche de cabra son que minimiza las interacciones entre calcio y hierro (puede ser útil en algunos tipos de anemia) y que posee unos oligosacáridos más parecidos también a los de la leche materna que pueden actuar como prebióticos. Por el contrario, es baja en ácido fólico.
Conclusión sobre la leche infantil de cabra
Ya que la aprobación de este Real Decreto es reciente, aún no existe en España ninguna fórmula infantil en el mercado con proteínas de leche de cabra. Habrá que esperar para saber qué laboratorios la comercializan y cuál es su composición final, pero, en cualquier caso, y aun siendo una fórmula completa con menor su alergenicidad, es aconsejable consultar al pediatra para que valore individualmente la conveniencia o no de usar la leche infantil de cabra en el lactante.
[piopialo vcboxed=»1″]Leche infantil de cabra: ¿puede ser útil en individuos alérgicos a la leche de vaca?[/piopialo]
Fuentes:
BOE» núm. 64, de 15 de marzo de 2014, páginas 23266 a 23269 (4 págs.)
DIRECTIVA 2006/141/CE DE LA COMISIÓN de 22 de diciembre de 2006